Reforma del Alfabeto Español Introducción Con frecuencia nos encontramos con gente que ha cursado sus estudios primarios, medios y superiores con regular o mejor dedicación pero que no "saben escribir bien" su idioma - me refiero al " Idioma Español". La reflexión usual es que dicha gente escribe mal el español porque no ha sido lo suficientemente aplicada o cuidadosa acerca de las reglas gramaticales. Pero incluso gente que si le ha puesto bastante atención a la gramática escribe frecuentemente mal, es decir con errores de diversa índole, si no guarda mucha atención en el momento en que está escribiendo. Porqué ocurre esto ? Allá por 1990 yo razoné que las explicaciones usuales para este fenómeno erraban porque todas ellas apuntaban hacia fallas del usuario del idioma, en vez de apuntar hacia fallas consustanciales al idioma mismo. Tan pronto como adopté ese punto de vista, los principales sospechosos de ser la causa de las dificultades para escribir correctamente lo fueron dos áreas muy específicas del idioma español :
De acuerdo con mi razonamiento, la principal deficiencia del actual alfabeto del Español radica en la falta de una correlación biunívoca de fonemas a grafemas ; o si lo ponemos en sencillo un mismo signo alfabético se pronuncia de diferentes modos, y un mismo sonido se escribe con diferentes signos alfabéticos. Independientemente de las razones históricas que puedan explicar este estado actual de cosas de nuestro alfabeto, pienso que tenemos una situación muy lamentable, se podría decir que tenemos un verdadero galimatías con nuestro alfabeto; y pienso además que esta situación es subsanable y debe ser subsanada para beneficio del idioma, queriendo decir en realidad, para beneficio de los usuarios del mismo. ¿Cómo se puede subsanar esta situación ? Modificando nuestro alfabeto actual hacia uno que establezca una relación lo más biunívoca posible entre signos y sonidos. En vez de mostrar todas y cada una de las faltas de esta relación biunívoca entre fonemas y grafemas de nuestro alfabeto actual, mostraré una propuesta de alfabeto reformado y con ese recurso se harán evidentes tanto la falla que se detecta como la solución que se propone . Alfabeto Reformado propuesto (el sistema 1S1S) El sistema 1S1S consta de 22 "letras" : a) 5 vocales: a, e, i, o, u (la cual siempre suena). b) 17 consonantes: b.1).- dos consonantes nuevas: & (para la "che") y # (para la "r fuerte" o la "rr") b.2).- 15 consonantes viejas: b, s, d, f, g (siempre suave), j, k, l, m, n, ñ, p, r, t, y (siempre con el sonido de la "ll"). El sistema 1S1S elimina 7 letras del actual sistema alfabético y el símbolo auxiliar llamado diéresis (puesto que la "u" siempre suena). Las letras completamente eliminadas han sido: a) c (débil) y z, en favor de la s b) c(fuerte) y q, en favor de la k c) h sin sustitución por ser muda. d) v, en favor de la b e) w, en favor de la combinación de nuevas letras gu f) x, en favor de la combinación de nuevas letras ks El sistema 1S1S también excluye los símbolos dobles: a) ch, en favor del nuevo símbolo & b) ll, en favor de la "y" c) rr, en favor del nuevo símbolo "#" c) ss, en favor de la s. El fundamento de las eliminaciones es que se pretende un alfabeto cuyo ideal es "Un sonido un símbolo y viceversa". Ese ideal se desglosa así: El sistema 1S1S no acepta letras con dos sonidos(como ocurre con las letras c, g, r, x, y del actual alfabeto), ni letras que no tengan sonidos (h en el actual alfabeto), o letras con sonido condicionado (la u en el actual alfabeto). El sistema 1S1S tampoco acepta que un mismo sonido tenga diferentes letras (i-y, b-v, c-s-z, c-k-q, g-j, g-w, j-x, ll-y, r-rr, en el actual alfabeto). El sistema 1S1S se aplica tanto para letras mayúsculas como para letras minúsculas, aunque no aboga por la conservación de la dicotomía. (n.b. Si llegado a este punto a usted le parece sumamente descabellada la idea de esta reforma, quizá le interese saber que críticas y modificaciones similares o más radicales se han planteado, por ejemplo para el Inglés. A guisa de ejemplo me permito sugerirle que lea el capítulo 6 "Language in the computer age" de el libro "The New Renaissance : Computers and the Next Level of Civilization", de mi reciente amigo Douglas S. Robertson). Un traductor mecánico Si se quiere escribir una programa que mecánicamente "traduzca" un texto escrito en español al sistema 1S1S (vgr. Una macro en un procesador de textos), todas las anteriores ideas se resumen en 36 sustituciones que deben realizarse en el siguiente orden general :
Como ejemplo de texto "traducido" al sistema 1S1S, veamos cómo luce la "Introducción" de este ensayo en el sistema propuesto : Introduksión Kon frekuensia nos enkontramos kon jente ke a kursado sus estudios primarios, medios i superiores kon #egular o mejor dedikasión pero ke no "saben eskribir bien" su idioma - me #efiero al " Idioma Español". La #efleksión usual es ke di&a jente eskribe mal el español porke no a sido lo sufisientemente aplikada o kuidadosa aserka de las #eglas gramatikales. Pero inkluso jente ke si le a puesto bastante atensión a la gramátika eskribe frekuentemente mal, es desir kon e#ores de dibersa índole, si no guarda mu&a atensión en el momento en ke está eskribiendo. Porké oku#e esto ? Ayá por 1990 yo #asoné ke las eksplikasiones usuales para este fenómeno e#aban porke todas eyas apuntaban asia fayas del usuario del idioma, en bes de apuntar asia fayas konsustansiales al idioma mismo. Tan pronto komo adopté ese punto de bista, los prinsipales sospe&osos de ser la kausa de las difikultades para eskribir ko#ektamente lo fueron dos áreas mui espesífikas del idioma español :
De akuerdo kon mi #asonamiento, la prinsipal defisiensia del aktual alfabeto del Español #adika en la falta de una ko#elasión biuníboka de fonemas a grafemas ; o si lo ponemos en sensiyo un mismo signo alfabétiko se pronunsia de diferentes modos, i un mismo sonido se eskribe kon diferentes signos alfabétikos. Independientemente de las #asones istórikas ke puedan eksplikar este estado aktual de kosas de nuestro alfabeto, pienso ke tenemos una situasión mui lamentable, se podría desir ke tenemos un berdadero galimatías kon nuestro alfabeto; i pienso además ke esta situasión es subsanable i debe ser subsanada para benefisio del idioma, keriendo desir en #ealidad, para benefisio de los usuarios del mismo. ¿Kómo se puede subsanar esta situasión ? Modifikando nuestro alfabeto aktual asia uno ke estableska una #elasión lo más biuníboka posible entre signos i sonidos. En bes de mostrar todas i kada una de las faltas de esta #elasión biuníboka entre fonemas i grafemas de nuestro alfabeto aktual, mostraré una propuesta de alfabeto #eformado i kon ese #ekurso se arán ebidentes tanto la faya ke se detekta komo la solusión ke se propone . Si a usted le interesa este tema, me podría mandar sus comentarios ? *** Aclaro de inmediato que ignoro si este artículo que cito a continuación describe seriamente alguna situación relativa a nuestro tema. En caso afirmativo, me complace saber que la reforma prevista puede estar llegando más temprano que lo que jamás pensé:
*** Luis Albeiro Aguilar escribió (el 10 de Enero del 2003):
*** Emilio Martín Mendieta escribió (8/11/03):
*** Mi buen amigo Arturo Ortega Morán, me hace llegar el siguiente artículo nodal, desde el punto de vista histórico, para lo que se ha expuesto en esta página Se trata de un artículo escrito por el profesor Juan María Martín Martínez, publicado en el periódico electrónico "El Ingenioso Hidalgo", en Abril del 2000. Creo que después de este artículo queda poco que decir respecto de los orígenes, multiplicidad - ¿y futilidad? - de los intentos de reforma radical del alfabeto de nuestra lengua. O usted ¿qué opina?... LA NUEVA ORTOGRAFÍA DE SIEMPRE Juan María Marín Martínez.
Rancia resulta ya la vieja aspiración de una escritura fonética para el español. Desde casi los orígenes del idioma, ha habido quien protestaba por la existencia de varias letras para representar un mismo sonido y se pedía la simplificación de la escritura. Escribir k en donde los demás hispanohablantes ponemos c o qu es práctica ya añeja: en el siglo XVII, un viejo profesor de lenguas clásicas de la Universidad de Salamanca, el maestro Gonzalo Correas, ideó un sistema "revolucionario" para escribir las palabras de nuestro idioma con sólo veinticinco letras (nuestro alfabeto, de origen latino, quedó definitivamente fijado en 1803, con veintinueve letras, incluidos los dígrafos ch y ll). En 1630 publicó su libro titulado Ortografía kastellana nueva y perfeta, escrito "para ke la ortografía salga de la esklavitud en ke la tienen los ke estudiaron latín". Otros sabios, y menos sabios (no han faltado entre ellos arbitristas e insensatos), han hecho propuestas semejantes para simplificar la escritura del español. Recuérdese la reivindicación de Miguel de Unamuno: "Hay que escribir el castellano con ortografía fonética. ¡Nada de ces! ¡guerra a la ce! Za, ze, zi, zo, zu con zeta, y ka, ke, ki, ko, ku con ka. ¡Y fuera las haches! ¡La hache es el absurdo, la reacción, la autoridad, la Edad Media, el retroceso! ¡Guerra a la hache!". Hasta un Premio Nobel, Juan Ramón Jiménez, reclamaba una escritura más o menos fonética, y redujo as la x, a j la g de ge y gi, suprimió haches...; dijo hacer todo esto "primero, por amor a la sencillez, a la simplificación en este caso, por odio a lo inútil. Luego, porque creo que se debe escribir como se habla y no hablar, en ningún caso, como se escribe. Después, por antipatía a lo pedante". Otro Nobel no menos grande, Gabriel García Márquez, proponía soluciones semejantes en un sonado Congreso (el de Zacatecas, en México, en abril de 1997) que conmocionó a todo el mundo hispánico. "Enterremos las haches rupestres --decía entonces--, firmemos un tratado de límites entre la ge y la jota, y pongamos más uso de razón en los acentos escritos". Alguna vez este tipo de solicitud ha venido avalado por Academias de la Lengua, como la de Cuba (en 1960) o la de Filipinas (en 1964), que han pedido a la española una ortografía más próxima a la pronunciación. De hecho, hubo un tiempo en que el español tuvo al menos dos formas de escribirse. Cuando se produjo la independencia de las diversas repúblicas americanas, triunfó en Chile una reforma ortográfica, que se difundió por otros países, y que sobrevivió con desigual fortuna hasta 1927. La reforma chilena intentó poner en práctica las ideas ortográficas de Andrés Bello (1781-1865), partidario de una escritura más fonética que la que usamos actualmente. Esas ideas las puso en práctica Domingo Faustino Sarmiento, que quiso, en aquella época de escasa simpatía por la metrópoli, escribir de acuerdo con la fonética americana. Una comisión universitaria propuso la reforma y esta se llevó a cabo en el país andino. Hasta junio de 1927 no fue firmado un decreto --el del presidente Ibáñez-- que exigía la adopción de la ortografía académica en la enseñanza y en la redacción de los documentos oficiales. También en España pudo producirse un peligroso reajuste semejante, que habría dado al traste con la unidad idiomática si hubiese llegado a cumplirse el acuerdo de los maestros madrileños, reunidos en 1843 en una "Academia Literaria y Científica de Profesores de Instrucción Primaria", cuando decidieron enseñar en las escuelas una ortografía reformada en la que desaparecía la h, la v y la q, entre otras novedades. El proyecto lo abortó el gobierno, al firmar la reina Isabel II una Real Orden el 25 de abril de 1844 por la que se oficializaban las normas dictadas por la Real Academia y se obligaba a enseñarlas en los colegios. La Academia publicó con ese fin un Prontuario de ortografía de la lengua castellana, dispuesto por Real Orden para el uso de las escuelas públicas por la RAE con arreglo al sistema adoptado en la novena edición de su Diccionario. Desde Quintiliano, hace ya veinte siglos, se viene proponiento el llamado modelo fonético de escritura: escribir como se habla requiere que a cada fonema corresponda solo una letra y, por tanto, cada letra debe representar un solo sonido. Pero por diversas circunstancias esto no ocurre en casi ninguna lengua, si bien es verdad que es el sistema español de los que más se aproximan a él. (Compárese nuestra escritura con el abismo que separa lo escrito por un inglés o un francés y lo representado). Afortunadamente hoy la lengua española cuenta con una sola forma de escribir sus palabras, aceptada por todos sus hablantes (más de cuatrocientos millones ya), y ello es mérito de la inteligente tarea de nuestra Real Academia. La Ortografía de la Lengua española, que ha publicado hace unos meses (1999), es la primera en la que se han pactado las orientaciones y las normas entre las veintidós academias que existen en el mundo hispánico. Y son esos pactos los que han originado ciertos cambios, que quizá dejen insatisfechos a algunos hablantes (la acentuación de diptongos y de hiatos, por ejemplo). Con las nuevas disposiciones, se sigue avanzando en la simplificiación de la escritura del español. Desde la primera publicación de su Ortographía, en 1741, la Real Academia ha intentado preservar la unidad del idioma aplicando a la escritura tres criterios difíciles de conciliar: la proximidad entre la escritura y la pronunciación (tan solicitada a lo largo de nuestra historia, como hemos visto), la etimología de las palabras y el uso consagrado por la tradición. Los que propugnan la escritura fonética desearían reformas más osadas. Pero la exigencia etimológica ha perseguido durante siglos mantener el parentesco visual entre el castellano y su lengua madre, el latín (eso ha impedido, por ejemplo, la desaparición de la h o la simplificación de la b y la v en una sola letra), aunque a veces también ese propósito etimologista se ha visto bloqueado por el uso tradicional que ha hecho vencer una escritura contraria a la latina (y así escribimos basura o barrer o bermejo donde el latín empleaba la v o hemos perdido la h latina en palabras como armonía, invierno o España). Esta nueva ortografía (1999) no altera apenas nuestros viejos usos (los vigentes desde enero de 1959), aunque modifica ligeramente la acentuación (a solicitud de algunas academias americanas, cambian algunos casos al poner tilde sobre formas verbales y al quitarla en ciertas palabras con tradicional pronunciación como bisílabas en España) y se varían ciertos empleos de los signos de puntuación. En conjunto las nuevas normas mejoran indudablemente a las anteriores (compárense las relativas al empleo de las letras mayúsculas, ahora mucho más precisas y mejor organizadas, o la nueva acentuación de las formas verbales, que pasan a ser tratadas como las demás palabras y según las reglas generales de acentuación). ***
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